El consultor cumple un papel fundamental en el desarrollo de las empresas y los negocios que nos hace ver directamente la importancia y responsabilidad que adquiere en la sociedad. Ante todo, un consultor profesional ha de tener una visión imparcial y neutral del asunto o problema que vaya a tratar a la hora de negociar soluciones, conseguir objetivos o impulsar cambios que mejoren y beneficien a su cliente.
La responsabilidad social en el contexto de la consultoría en las empresas tiene mucho que ver con la preocupación por el prójimo y el hecho de actuar con integridad y coherencia en cuanto a los valores sociales e individuales. Hay características que son básicas en el desarrollo de la responsabilidad social, como la empatía, la ética y la ciudadanía.
¿Qué se entiende por un consultor responsable?
Si tenemos la capacidad de llevar a la práctica diaria estas tres características en todas nuestras acciones, ya tenemos mucha parte ganada.
Existen unas capacidades clave que todo buen consultor debería tener:
Ética y transparencia en la consultoría
Cuando entre consultoría y cliente ya existe una relación previa, ya sea por haber trabajado juntos o por relaciones personales, las reglas del mercado comienzan a fallar, prevaleciendo el capital de confianza por encima de todo.
Lo que hace establecer una relación estrecha de plena confianza entre consultor y cliente es el hecho de hacer primar las valoraciones objetivas y neutrales por parte de la consultoría. Hacer prevalecer y mostrar la competencia técnica, el valor de su experiencia previa, la calidad de su equipo humano y el precio.
Una consultoría ética, responsable y transparente implica:
El fundamento de la consultoría es transmitir conocimientos y experiencia con el fin de aconsejar sabiamente, buscando lograr el beneficio del cliente. Todo esto pasa por el respeto y el deseo de ser útil a los demás, es decir, utilizar lo que uno sabe para disminuir la carga del otro.